DEL TRANVÍA OVÁRICO DE HENRY MILLER Y NO DE DAN BROWN
Eso era de Henry Miller. Yo le robé el título, me apropié de la idea esa ininteligible del tranvía ovárico de uno de sus trópicos literarios: "Trópico de cáncer". Soy una usurpadora, pero es que era un homenaje mudo. Un guiño al muertito de Miller que ahora andará por los cielos parisienses escudriñando la vida bohemia que discurre a orillas de su Sena. Cuando fui a París todavía no conocía a Miller, y vagué por sus calles hasta el cementerio de Pere Lachaise para rendir pleitesía a Oscar Wilde, a Dumas o a Balzac . Quería verlos en sus tumbas. Estaban muertos, hundidos en sus tumbas, pero decían y convulsionaban tanto mi vida con sus palabrejas... Es que estaban mal muertos, a medio morir, todavía hablaban y relinchaban, jadeaban eternamente en sus libros influyendo en mí y a saber en quien más. No leo a Brown, a Dan Brown.¡Cómo iba a leerlo si ni siquiera tiene nombre de escritor! No me interesa su monalisa, sus escarceos con la biblia, ni sus mentirijillas de novelista,