PARÍS ERA UN PARAISO DE FELICIDAD PARA H.

La semana pasada quería estar en ÁFRICA, recorrerme el continente, internarme en sus laberínticos caminos que siempre enseñan el mismo paisaje: sol, sabana, acribillamiento de luz, arena, acacias casuales... Puede que de repente un bosque, un río... Pero hoy quiero estar en París, de nuevo en esa ciudad:
-Pero, Tatie, tienes que ir a pagar esta misma tarde -dijo ella- aunque no tengamos dinero.
-Claro que voy a ir -dije-. Iremos juntos. Y luego pasearemos por el río siguiendo los muelles.
-Iremos por la Rue de Seine y entraremos en todas las exposiciones y miraremos todos los escaparates.
-Estupendo, podemos ir a cualquier parte y meternos en un café donde nadie nos conozca y nos tomamos una copa.
-Podemos tomar dos copas.
-Entonces también podemos cenar en alguna parte.
-Eso no. No olvides que hay que pagar en la librería.
-Bueno, volvereremos y cenaremos aquí y tendremos una buena cena y para beber compraremos vino de ése de la cooperativa de enfrente. Y luego leeremos un rato, y nos iremos a la cama y haremos el amor.
-Y yo te querré a ti siempre y tú siempra a mí.
-Siempre, y a nadie más. -Ahora vamos a almorzar.
Esto es la felicidad. La felicidad de Hemingway a los 22 años, en París, con su mujer, con su hijo, con el perro de su hijo y escribiendo.
-Pero, Tatie, tienes que ir a pagar esta misma tarde -dijo ella- aunque no tengamos dinero.
-Claro que voy a ir -dije-. Iremos juntos. Y luego pasearemos por el río siguiendo los muelles.
-Iremos por la Rue de Seine y entraremos en todas las exposiciones y miraremos todos los escaparates.
-Estupendo, podemos ir a cualquier parte y meternos en un café donde nadie nos conozca y nos tomamos una copa.
-Podemos tomar dos copas.
-Entonces también podemos cenar en alguna parte.
-Eso no. No olvides que hay que pagar en la librería.
-Bueno, volvereremos y cenaremos aquí y tendremos una buena cena y para beber compraremos vino de ése de la cooperativa de enfrente. Y luego leeremos un rato, y nos iremos a la cama y haremos el amor.
-Y yo te querré a ti siempre y tú siempra a mí.
-Siempre, y a nadie más. -Ahora vamos a almorzar.
Esto es la felicidad. La felicidad de Hemingway a los 22 años, en París, con su mujer, con su hijo, con el perro de su hijo y escribiendo.
Comentarios
saludos!
Bye, Perit Couchon