EN LO ALTO DEL EVEREST

Camina, unos pasos anchos y presurosos. Después eleva la vista, como si estuviera en la cima del Everest y abajo el mundo:
-He encontrado un trabajo. Ahora dominaré la esfera laboral, contrataré y descontrataré a placer, emprenderé viajes, haré como que hablo idiomas de tribus recónditas en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat. Pondré exotismo hasta en la manera de mirar...
El hombrecillo se atusó el pelo de pintas mortecinas, se enclavó mejor la corbata pues parecía que vibraba con cada paso, se aferró al maletín como si fuera su personalidad la que viajara dentro, y se adentró en la estación de trenes dispuesto a ver transcurrir los minutos en la magnífica esfera de su reloj.
Un paso tras otro, y el maletín brillando bajo el sol de abril.
La estación era modesta, de pueblo, unos bancos, pocas introducciones de los logros de los hombres. Sólo andén, unos bancos, una casita y la lontananza de la vía extendiéndose a babor y a estribor.
-Con paciencia todo llega -se dijo- Sólo hace falta ser la persona adecuada, y yo lo soy.
Se sentó en el banco, ardía como una vela camuflada en banco, pero enseguida, tras unos segundos de sufrimiento, la temperatura descendió con el jarro de agua fría de su trasero.
Así, poco a poco, la fiera se calmó.
Se entregó a una contemplación.
LLegó una señora cargando una maleta sin estilo, y con un atavío propenso al desfase de temporada.
Y el hombrecillo la miró mientras descargaba una presuntuosa columna de humo al aire de la estación.
-Ésta no sabe, seguro que es la primera vez que viaja sola, deben de mandarla de alguna casa a hacer un mandado a la capital.
Siguieron llegando futuros pasajeros, todos ellos sin estilo, con vidas determinadas, con trabajos impropios de la ralea de aquel hombrecillo.
El tren empezaba a llegar, todo su hierro cruzó la estación y se quedó ahí guardando los minutos de rigor hasta digerir al último de los pasajeros.
El hombrecillo se fue.
Treinta años después volvió a aparecer en la estación, bajando lentamente con todo el tintineo de sus huesos.
Un pie, y luego el segundo, hasta conformar una especie de hombre viejo plantado con un traje de chaqueta desfasado y mal adherido a su porte.
El maletín, deslustrado por el roce de los años, surgió atrancado entre los dedos de su mano.
Pausadamente alcanzó el banco, se sentó, estaba ardiendo, pero su trasero fue incapaz de refrescarlo. Se levantó cabreado con los años, abrió su maletín, lo cerró, levantó su mirada exotica, a la que tantas horas de pulido consagró, y se dispuso a recordar la vista que se contemplaba desde arriba del Everest.
-He encontrado un trabajo. Ahora dominaré la esfera laboral, contrataré y descontrataré a placer, emprenderé viajes, haré como que hablo idiomas de tribus recónditas en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat. Pondré exotismo hasta en la manera de mirar...
El hombrecillo se atusó el pelo de pintas mortecinas, se enclavó mejor la corbata pues parecía que vibraba con cada paso, se aferró al maletín como si fuera su personalidad la que viajara dentro, y se adentró en la estación de trenes dispuesto a ver transcurrir los minutos en la magnífica esfera de su reloj.
Un paso tras otro, y el maletín brillando bajo el sol de abril.
La estación era modesta, de pueblo, unos bancos, pocas introducciones de los logros de los hombres. Sólo andén, unos bancos, una casita y la lontananza de la vía extendiéndose a babor y a estribor.
-Con paciencia todo llega -se dijo- Sólo hace falta ser la persona adecuada, y yo lo soy.
Se sentó en el banco, ardía como una vela camuflada en banco, pero enseguida, tras unos segundos de sufrimiento, la temperatura descendió con el jarro de agua fría de su trasero.
Así, poco a poco, la fiera se calmó.
Se entregó a una contemplación.
LLegó una señora cargando una maleta sin estilo, y con un atavío propenso al desfase de temporada.
Y el hombrecillo la miró mientras descargaba una presuntuosa columna de humo al aire de la estación.
-Ésta no sabe, seguro que es la primera vez que viaja sola, deben de mandarla de alguna casa a hacer un mandado a la capital.
Siguieron llegando futuros pasajeros, todos ellos sin estilo, con vidas determinadas, con trabajos impropios de la ralea de aquel hombrecillo.
El tren empezaba a llegar, todo su hierro cruzó la estación y se quedó ahí guardando los minutos de rigor hasta digerir al último de los pasajeros.
El hombrecillo se fue.
Treinta años después volvió a aparecer en la estación, bajando lentamente con todo el tintineo de sus huesos.
Un pie, y luego el segundo, hasta conformar una especie de hombre viejo plantado con un traje de chaqueta desfasado y mal adherido a su porte.
El maletín, deslustrado por el roce de los años, surgió atrancado entre los dedos de su mano.
Pausadamente alcanzó el banco, se sentó, estaba ardiendo, pero su trasero fue incapaz de refrescarlo. Se levantó cabreado con los años, abrió su maletín, lo cerró, levantó su mirada exotica, a la que tantas horas de pulido consagró, y se dispuso a recordar la vista que se contemplaba desde arriba del Everest.
Comentarios
Me gusta como escribes, dices que eres periodista, puede que de ahí tu pericia escribiendo, pero ¿tienes algún libro publicado o alguna novela que hayas intentado publicar?
Me gustaría leerlo.
Un saludo
Ya sabes, nada que ver, más bien viene de la lectura y de uno mismo.
Y no, no tengo nada publicado, ni siquiera terminado, en ello estoy.
Gracias por tu interés, porque creo que es sincero.
Hola, Su, en cuanto pueda me voy por tu zona, pero es que no acabo lo que tengo que terminar y por lo que me pagan. Estoy hasta los topes esta semana. Y gracias por el piropo al texto, muy agradecida.
bye
estamos arriba de tu everest personal viendo el mundo kafkiano, cual josef k interno.
Saludos, como van los votos?
te voy a dejar otros, vale?
Besotes:Mar.
p.d: Y gracias por los buenod deseos de cumpleaños :)
Besos
Pero trataré de actualizar en un rato de equilibrio y/o desequilibrio.
Un beso.
Sigue así y te elegirán. Lo único que veo es que el Bastión es un blog muy variado. Tal vez te convendría poner algún post diferente para ganar unos puntillos... a mi me parece bien como está, pero bueno...
No estuve en todo el día...pero lo que tu ya sabes lo tienes desde la mañana.
Un beso (mañana cuelgo un corto en el que curré!)
A los que no se hayan enterado, repito: ficción.
muchas gracias
Hola, Persio, deja lo que quieras, no te cortes, mi casa es tu casa, y bueno gracias por lo expuesto, y seguimos leyéndonos.
Mar, es que desde la cima una piensa mejor y todo, y renuevo mis felicitaciones, espero que el ránking te haya dejado una linda ubicación.
Si?? Ara, cuanto me alegro que me digas que te he hecho pensar, qué honor!
Pues nada, Leicca estudia primero y cuando puedas actaliza.
Bueno, DENI, a mí el bastión no me preoupa, por ahora esto, aunque te puedo decir que hace un mes no hacía esto, en fin, ya veremos en que queda esto(Cuanto esto y reaquesto!!) mientras tanto trataré de disfrutar el trayecto.
Ay, Jerjes, recuerdo la película. Pero entre nosotros, (silencio, y calla), el crítico me ha dicho que esto que he escrito es un topicazo, con estilo pero topicazo, pero eso sí tiene mucha fe en mí.
bye a todos, que duerman bien o hayan dormido bien.
Votada :-)
Pero con un deje triste.
Buenos días querida.
Besos de ronda :)
tienes un punto de bondad, que no sé cómo describirlo...
:-)
un beso.
Un saludo.
Por cierto, veo que continúas escalando puestos en Ciencia y Medioambiente ¿? Por favor, gente, tened cuidado al marcar la casilla.
Besos y ánimo.
¡Ya estoy aquí! ¿Dónde está mi whisky y mis pantuflas?
En ficción, no?
Utopia, Goldfrapp. Te dejo el link.
Saludos..
http://www.goear.com/listen.php?v=cf94685
Barbie, el maletín??, pues no sé, sería su fetiche.
Ay, Vaderetro, es que su familia abusaba de él, nadie quería trabajar...
Hola, Kasi, espero que la ronda sea agradable.
Gracias, Leicca, por lo de bondadosa.
No temas, Jerjes, el crítico ya te evaluó en su día y te comparó con Breccia.
Gracias, Deni, por recalcar lo de la casillita dichosa.
Ay, señor Groucho, su abuela le dejó su herencia de genes, ahora ya sé a quién ha salido usted.
Su, a ver si quedamos y paseamos mañana juntas, se puede intentar no?
Gracias, Ara, en cuanto pueda me acerco.
Bye general.