MARI Y EGEMEN
El turco, de nombre semejante a un superhéroe desconocido en la esfera marvel, Egemen, sonrió certero ante su japonesita.
Mari, de nombre soprendentemente pero compresiblemente occidental, le remitió una mirada cuca de geisha tímida.
Ambos se achucharon con la mirada, fervor musulmán adorando a un ídolo de carne con antepasados samurais.
La colombiana terció entre ellos, los arrimó con dulzura, sonriendo como una latina corruptora.
-Pero tengo novio en Tokio, -se defendió la Mari ya al amparo de la mirada intensa del turco.
-No importa, los kilómetros y el mar te esconderán de la ira nipona- calmó la colombiana volcando cubos de complicidad entre la parejita.
Los dos, muertitos ya por la dicha de tenerse, juntaron sus ojos rasgados y moros. Después, por la noche, armaron jaleo en la habitación que la Mari compartía con la colombiana.
No importaba que estuviera ahí, testigo del enlace de carnes interracial, si no importaba la ira del novio nípón, mucho menos las quejas de los oidos ruborizados de la colombiana.
Mari, de nombre soprendentemente pero compresiblemente occidental, le remitió una mirada cuca de geisha tímida.
Ambos se achucharon con la mirada, fervor musulmán adorando a un ídolo de carne con antepasados samurais.
La colombiana terció entre ellos, los arrimó con dulzura, sonriendo como una latina corruptora.
-Pero tengo novio en Tokio, -se defendió la Mari ya al amparo de la mirada intensa del turco.
-No importa, los kilómetros y el mar te esconderán de la ira nipona- calmó la colombiana volcando cubos de complicidad entre la parejita.
Los dos, muertitos ya por la dicha de tenerse, juntaron sus ojos rasgados y moros. Después, por la noche, armaron jaleo en la habitación que la Mari compartía con la colombiana.
No importaba que estuviera ahí, testigo del enlace de carnes interracial, si no importaba la ira del novio nípón, mucho menos las quejas de los oidos ruborizados de la colombiana.
Comentarios
Y además mi blancucha piel combina con todo...
que buena mezcla je!
Supongo que, Persio, choque cultural en esos temas no habría, después no sé, aunque supongo que en esos mozos años uno tiene que tener la capacidad de amoldarse a todo.
Jerjes, so melenas, entrometido, yo la ví primero, ¡esfúmate, o trae bebidas para todos!