El fémur de dinosaurio

Una mirada codiciadora, como si acabara de desenterrar el fémur de un dinosaurio del estante de una librería por donde pasea mucha, muchísima gente, como exige un sábado por la tarde, y con las mejillas pintadas de rojo calefacción.
El chico apalanca la mirada en el fémur que sostengo. Es una edición básica, de bolsillo, de un grande de Dostoievski.
-Ah, "El doble" -se atreve finalmente a decir el chico, y sigue con esa mirada de niño cabreado con el destino porque se le han adelantado unos dedos más avispados y una mirada más teledirigida.
-Creo que hay otro por ahí -le explico como una profesora de las búsquedas fructuosas.
Ambos damos órdenes al cerebro, y el cerebro ordena a los ojos encomendándole la misión de encontrar otro ejemplar de El doble.
Pero "El doble" no tiene otro doble.
El chico larga una frase de pena, como si fuera un vagabundo estirando sus dedos ávidos de lecturas.
-LLevo mucho tiempo buscándolo.
"El Doble" es un libro de silueta escasa, unas cien páginas por donde se enrevesa el intelecto de Dostoievski, una ciencia ficción con alma rusa que ya merodeé en algunas tardes de lectura veintiunañeras.
-Toma, quédatelo -no hay réplica, no hay entonación de gracias, lo recibe con los dedos muertos de hambre y se arrincona con el libro dispuesto a salir a navegar por el ancho mar Dostoievski.
Yo, mientras tanto, sigo buscando fémures de dinosaurios, algún hueso prehistórico anterior al hombre...
Navego entre el alfabeto, acabando y terminando, un fémur, otro fémur: "Teresa Raquin", de Emile Zola.
El chico apalanca la mirada en el fémur que sostengo. Es una edición básica, de bolsillo, de un grande de Dostoievski.
-Ah, "El doble" -se atreve finalmente a decir el chico, y sigue con esa mirada de niño cabreado con el destino porque se le han adelantado unos dedos más avispados y una mirada más teledirigida.
-Creo que hay otro por ahí -le explico como una profesora de las búsquedas fructuosas.
Ambos damos órdenes al cerebro, y el cerebro ordena a los ojos encomendándole la misión de encontrar otro ejemplar de El doble.
Pero "El doble" no tiene otro doble.
El chico larga una frase de pena, como si fuera un vagabundo estirando sus dedos ávidos de lecturas.
-LLevo mucho tiempo buscándolo.
"El Doble" es un libro de silueta escasa, unas cien páginas por donde se enrevesa el intelecto de Dostoievski, una ciencia ficción con alma rusa que ya merodeé en algunas tardes de lectura veintiunañeras.
-Toma, quédatelo -no hay réplica, no hay entonación de gracias, lo recibe con los dedos muertos de hambre y se arrincona con el libro dispuesto a salir a navegar por el ancho mar Dostoievski.
Yo, mientras tanto, sigo buscando fémures de dinosaurios, algún hueso prehistórico anterior al hombre...
Navego entre el alfabeto, acabando y terminando, un fémur, otro fémur: "Teresa Raquin", de Emile Zola.
Comentarios
besitos y ya voy medio dormida
Yo soy muy buena, pero creo que no hubiera podido ceder mi libro.
BEsos nena. Y buenos días.
Bueno, Tyler, no me corría prisa leerlo. Además, yo soy muy eficiente cuando busco algo.
Bueno, Myrna, cualquier día lo leemos las dos.
Mar,como ya le dije a Tyler, cuando quiera lo vuelvo a encontrar y en una edición más chula.
Muy bien eso de dejar los libros para los demás, es una forma de ayudar a la difusión de la lectura, (¿?)
Yo lo hago siempre en los bares, con la cuenta. Curiosamente nadie me lo agradece. ¡Ingratos!
El libro, por cierto, no lo leí...de hecho no leí nada de Dostoievski
Besos
saludos!
mi voto de hoy!
Cuesta deshacerse de ellas, pero todavía cuesta más leer la última página y darse cuenta de que ya no podrás seguir leyendo semejante joya de la literatura.
Ah, esas tardes de biblioteca, buscando no se qué y encontrándolo...
Saludete.
Tengo que pararme un poco más contigo.
Luego, a la noche.
Tu voto, preciosa.
Un saludo.
Pues has tenido una forma muy original y creativa de presentar una recomendación literaria. Es que no se te acaban las ideas... eres como el mago que saca mil pañuelos del sombrero.
Bueno, y a mí también me gustan los clásicos. ¡Besos!
Cronopio, pues suppongo que sí, pero él ya venía difundido.
An, los más pulidos son los de Planeta.
Groucho, a ver si forma una ong con esa razón social: ceder las cuentas de restaurante a los demás.
Bueno, Su, qué tono más científico, creo que sobre EL DOBLE no hay nada nuevo que añadir.
Jerjes, eso es un crimen por eso te recomiendo Crimen y castigo. Te sorprenderá.
Yo recuerdo, Buen Salvaje, las últimas páginas de Crimen y castigo. Cosa rara pues hace ocho años que lo leí.
Uff, Beto, menudo compromiso.
Leicca, aquí hay una parada para ti cuando quieras.
Capitan, muchas gracias por su buen gusto.
Denisa, es que, a veces, en el primer párrafo ni yo misma sé todavía lo que voy a escribir. Muchas veces no lo sé hasta el cuarto.
El Doble, no tiene doble para que dos quieran leerlo, Pequeño Ibán.
Ah,Persio, a mí los libros de Miller se me confunden.
Que está muy bien. "Las palabras y las cosas, una arqueología del saber". Me recordaba al título de Foucault.
Un fémur, otro fémur. A ver qué es lo que reconstruye uno cuando ve la literatura así. ¿No era que había que crear? Dile al personaje que se dice "un feto, otro feto"... ;-)
Un besazo. Igual no te he entendido... Pero me ha gustado lo que me ha sugerido. ;-)
Ara, a ver lo que encuentras...
Bueno, An si lo encuentras leélo y Marta, yo de ti volvería a probar, a mí me encantó. Por cierto, bienvenida y cuando quieras, vuelves.