LOS NANOSEGUNDOS


El hombre se acercó a la mesa y desplomó el fajo de sus quejas sobre la ociosa superficie en la que se estiraba un personaje sin carisma, uno de esos que observa el transcurso del tiempo como si fuera un tren de vagones huecos.
El "descarismado" tuvo que hacer una llamada a su cerebro que andaba en un letargo mísero, tan sólo adorando las palabras de sus superiores, tenía un altar de palabras tras de sí. Ahí las ponía, día tras día, hasta formar un ídolo absurdo y grotesco.
Tras dejar las quejas en tan incompetente compañía, el hombre ascendió un piso y se acomodó en la sala de plenos:
Un señor leía:
-Las noches estrelladas, la paz, los pájaros, la montaña, el silencio, los atardeceres tranquilos, los pinos...
Después la sorna y la risa empezaron a copiarse entre los asistentes al examen.
-¿Cómo quiere que nos tomemos en serio estas alegaciones? Son de risa, por favor, seriedad, estamos hablando del futuro de este pueblo, es preciso atraer turismo y construir -clamó el que antes leía.
EL hombre de las quejas esbozó una sonrisa futurista. Vio el futuro, lo tomó entre sus manos y durante varios nanosegundos anduvo entre sus dimensiones venideras e inminentes.
(La tierra tiene una carpa de contaminación, no hay parajes naturales y el pie no conoce más que la inerte superficie del cemento y el asfalto, dura caricia para los pulmones y la vista que confunde la noche estrellada con el encendido de las luces de la ciudad, no hay estaciones del año, y todo es un verano cochambroso que acelera la contaminación. Después no hay nada más, sólo las hojas del calendario que caen hacia su final).
El "descarismado" tuvo que hacer una llamada a su cerebro que andaba en un letargo mísero, tan sólo adorando las palabras de sus superiores, tenía un altar de palabras tras de sí. Ahí las ponía, día tras día, hasta formar un ídolo absurdo y grotesco.
Tras dejar las quejas en tan incompetente compañía, el hombre ascendió un piso y se acomodó en la sala de plenos:
Un señor leía:
-Las noches estrelladas, la paz, los pájaros, la montaña, el silencio, los atardeceres tranquilos, los pinos...
Después la sorna y la risa empezaron a copiarse entre los asistentes al examen.
-¿Cómo quiere que nos tomemos en serio estas alegaciones? Son de risa, por favor, seriedad, estamos hablando del futuro de este pueblo, es preciso atraer turismo y construir -clamó el que antes leía.
EL hombre de las quejas esbozó una sonrisa futurista. Vio el futuro, lo tomó entre sus manos y durante varios nanosegundos anduvo entre sus dimensiones venideras e inminentes.
(La tierra tiene una carpa de contaminación, no hay parajes naturales y el pie no conoce más que la inerte superficie del cemento y el asfalto, dura caricia para los pulmones y la vista que confunde la noche estrellada con el encendido de las luces de la ciudad, no hay estaciones del año, y todo es un verano cochambroso que acelera la contaminación. Después no hay nada más, sólo las hojas del calendario que caen hacia su final).
Comentarios
(Qué responsabilidad ser el primer comentario!!)
Para mí el gran reto de la literatura en el siglo 21 es adoptar una postura combativa e inconformista y usted representa una maravillosa avanzadilla de este pensamiento.
Me ha gustado, vamos, resumiendo.
Un beso
Besos Lynn
Besos
saludos!
Y no se preocupe por el planeta, el planeta no está en peligro. Los que estamos en peligro somos nosotros, los humanos.
No escribo el comentario en gallego para que no te esfuerces en entenderlo y todos tus admiradores lo entiendan también.
Persio, buena observación.
Uy, Señor Groucho, hoy creo que ha tenido dificultades para ver beneficios en las ciudades.
Bueno, Sofía, eso fue en Noviembre, han pasado casi cinco meses. No sé, qué quieres que te diga. Lo siento, yo ni siquiera estaba apuntada a este concurso,no sabía que existía esa categoría y me dio impotencia no leerte. No hay más, pasa página, no hace falta que hagas un copia y pega de mis mensajes.
Un beso. Hoy quería saludar.
Besos.
La conservación de la naturaleza empieza por el entorno de uno mismo. Hay muchas cosas que puede hacer un personaje anónimo del pueblo llano: cuidar plantas, flores, animales, recoger basuras en excursiones, separar y reciclar, utilizar el coche o la moto lo menos posible (he dicho "posible"), apagar luces, no desperdiciar agua, etc...
Pero también hace falta que los gobiernos se olviden de intereses económicos y, en vez de subvencionar gilipolleces como "Teresa, el cuerpo de Cristo", se dediquen a investigar automóviles eléctricos, reducción de gases en fábricas, consumo energético responsable y prevención de incendios y catástrofes naturales.
Por ejemplo, Australia ha retirado todas las bombillas que no sean de bajo consumo, lo que me ha parecido una medida arriesgada pero muy efectiva.
Saludos salvajes
creo que te voy a seguir leyendo mañana, ¡que me estoy poniendo un poco ceniza yo sola! :-D
un beso. seguiré comentando.