EL AVIADOR DE LOS SUEÑOS

El chico quería ser aviador, nada de piloto, sino aviador. Esa profesión romántica, de ensueño, que permite que rasgues su superficie de algodón con sólo asomar la mano por la ventana.
Pero, después, estaba el gran escollo, lo que el padre meditaba para el hijo.
-Yo quiero ser un Saint Exupéry. Viajar por los cielos, y sentarme, luego, a garabatear mis sueños en las cuartillas y, por supuesto, morir estrellado en alguna duna arenosa y gigante que surge, de repente, para prestarme su lecho de playa.
Pero el "pater "no entendía a los principitos, jamás lo había leído, e ignoraba que había planetas así de minúsculos, que los recorres con un paso, que tienen una luna por lámpara, y un par de estrellas por espías.
De modo que el aviador, a pesar de que ya andaba pertrechado en su chaqueta de cuero -con una águila dibujando un vuelo en la parte trasera- y las botas asesorando a sus pies sobre el mejor camino para seguir a los sueños, pues a pesar de todo eso, el chico se quedó solo, varado, observando al padre malhumorado leyendo el periódico, mientras la cantinela electoral pregonaba los triunfos y derrotas de la jornada.
-Maldita sea, papá, ¿oyes el rum, rum del motor de mi avión? Si no voy ya partirá sin mí.
El avión cantaba sus milongas de motor de una manera suave y hermosa, pero impaciente y apresurado, decía: "Date prisa, chico. Hay viento a favor, y mucho camino por delante".
El hijo miró al progenitor (de esa manera en la que sólo se mira un padre un par de veces en la vida)
Pero, el "pater" siguió con el tráfago de las noticias que leía, pero antes de que pudiera levantar la vista ,para sorprenderse ante el hijo que ya era un hombre, el avión ya había levantado el vuelo con la mejor compañía para un viaje: un soñador.
Pero, después, estaba el gran escollo, lo que el padre meditaba para el hijo.
-Yo quiero ser un Saint Exupéry. Viajar por los cielos, y sentarme, luego, a garabatear mis sueños en las cuartillas y, por supuesto, morir estrellado en alguna duna arenosa y gigante que surge, de repente, para prestarme su lecho de playa.
Pero el "pater "no entendía a los principitos, jamás lo había leído, e ignoraba que había planetas así de minúsculos, que los recorres con un paso, que tienen una luna por lámpara, y un par de estrellas por espías.
De modo que el aviador, a pesar de que ya andaba pertrechado en su chaqueta de cuero -con una águila dibujando un vuelo en la parte trasera- y las botas asesorando a sus pies sobre el mejor camino para seguir a los sueños, pues a pesar de todo eso, el chico se quedó solo, varado, observando al padre malhumorado leyendo el periódico, mientras la cantinela electoral pregonaba los triunfos y derrotas de la jornada.
-Maldita sea, papá, ¿oyes el rum, rum del motor de mi avión? Si no voy ya partirá sin mí.
El avión cantaba sus milongas de motor de una manera suave y hermosa, pero impaciente y apresurado, decía: "Date prisa, chico. Hay viento a favor, y mucho camino por delante".
El hijo miró al progenitor (de esa manera en la que sólo se mira un padre un par de veces en la vida)
Pero, el "pater" siguió con el tráfago de las noticias que leía, pero antes de que pudiera levantar la vista ,para sorprenderse ante el hijo que ya era un hombre, el avión ya había levantado el vuelo con la mejor compañía para un viaje: un soñador.
Comentarios
Nos vemos.
HdQ
No he vuelto a leerlo, no sea que me defraude, pasado el tiempo. Prefiero tenerlo en el altar de libros míticos, que ha habido muchos que han perdido su magia al revisitarlos (como esas joyas arqueológicas de las que has hablado en alguna ocasión, Lynn).
Saludos salvajes.
Muy buen relato, me ha gustado especialmente...
Hijo del Quijote, y tu padre qué quería para ti?
Vaderetro, a mí eso de la boa que se comió un elefante me ha marcado, quién dijo que era un sombrero?? Gracias por culturizarme con lo de Lyon.
Jerjes, sin problemas porque ya lo eres, perfecto para el papel.
Buen salvaje, yo no me atrevo a leerlo por miedo a darme cuenta de que soy demasiado adulta.
Ay, Tootels, lo que cuento es universal y nda único, me alegro de que te gustara.
Besos