El artista rupestre también escalaba

Tengo los dolores, esa precisión de la aguja que se clava donde antes hubo tensión muscular; el acribillamiento es un souvenir de Albarracín y su paisaje cavernario (rocas, rocas para escalar sin cuerda... Tantas como estrellas en la vía láctea)
Y sólo preocuparse por engancharse a ella, sin que te repela, sólo el paso más allá de la nebulosa de preocupaciones. El personaje neandertal resucita en mí.
No hay literaturas, ni políticas, ni elecciones, ni problemas medioambientales... La pinada es un crescendo de agua verde. El cielo, una tela negra con cien mil agujeros resplandecientes...
Y el dolor, el dolor!! un vestigio de humanidad que todavía escala y siente como un artista rupestre.
Comentarios
evidentemente mi peso atómico(como yo lo llamo) no será comparable con el tuyo.