El televisor y la Atlántida
Una vez el Señor Horacio vio un documental: Un equipo de científicos excavaba en la arena de una playa paradisiaca, con las palmeras frunciendo sus cinturitas, el agua delatando todo, mientras los miembros del grupo trataban de encontrar la entrada de una cueva que les daría la clave para encontrar la Atlántida . El señor Horacio se maravilló, y la envidia encendió dos velas en sus ojos. Era un tarde de otoño con un sol mugriento entrando por la ventana, con un ruido de autovía pertrechada de hojalatas contaminantes y escandalosas. Todo eso componía la banda sonora del edificio, una música que no compuso John Williams y Vangelis , desde luego. Tras esto, el señor Horacio se dirigió a la estantería, y se hizo con un atlas. El atlas desplegó su pelambre de folios. Horacio se fijó en el mar. En un hueco azul. "Sospechoso, muy sospechoso", consideró, mientras los dedos dudaban sobre su barbilla. -Sí, sin duda, ahí está la Atlántida , la he encontrado -anunció, al